Somos la vida y despues la tierra

30 C en las calles llenas de colores de oro y plata, las luces iluminan cada esquina de cada cuadra de cada calle haciendo hasta la sombra mas diminuta hacerse notar. Las 23.30 y el sol se siente tan vivo como vibrante desde el cielo infinito viéndote vivir. Miras el agua, esas olas gigantes que te aterran tanto como te atraen. Es hipnotizante. Te sientes viejo de tantas maravillas tan diminutas y expectaculares que en estos instantes estas presenciando. La arena te acaricia los dedos de los pies con la misma inocencia con la que la mariposa monarca vuela a unos metros de ti. Piensas en todas las personas a las que quieres y cuanto rencor les has llegado a tener, comparas las emociones, los recuerdos y las experiencias compartidas con ellos. Pensabas que la vida estaba formada por millares de caras que te han visto crecer y de las que hasta ahora nunca has olvido. Sientes el viento revolver tu cabello y te sientes poderoso siendo el único contemplando este casi abstracto paraíso frente a ti. Y de repente te decides. La vida no esta compuesta por personas, sino la vida eres tu. Solo tu. Y lo sabes tan bien como sabes que cuando te desaparezcas todos lloraran tanto como agradeseran no haber estado en tu lugar. Tu eres la vida misma por que tu eres el que la vive.  Tus decisiones, tus riesgos, tus esperanzas, tus temores y tus deseos. Dios, ese calor, esa paz que te inunda al ver los rayos del sol rozar tu piel. Para muchos ser la vida misma es mucha presión. Avanzas hasta tocar el agua, caminas hasta que el calor del mar llega a tus hombros. Miras hacia atrás y sonríes. Encuentras un nuevo camino, uno en la tierra. Ya no en la vida, sino en la tierra, para siempre jamas.