La esperanza es lo ultimo que muere, cuentan algunos. Pero a veces ni la esperanza te puede regresar la fé en que todo saldrá bien. Hay miles, millones de perdidas diferentes en el mundo. Perdidas necesarias, perdidas inmensas, perdidas inolvidables, perdidas diminutas. Perdidas irrecuperables.
"Tenía los ojos cerrados, esos ojos azules como el cielo, llenos de dulzura y amor. Siempre que los veía me recordaban a algodones de azúcar. Tan dulces que a veces te sientes mal de siquiera tener uno de esos en tus manos, de saber que esa cosita deliciosa y suave es toda tuya.
Sus manos las tenía juntas, como si estuviera rezando. El rezaba, rezaba por su padre en la Guerra en Vietnam. Su padre, su héroe. Siempre he admirado ese talento nato con el que vienen los niños al mundo de poder admirar a cualquier hombre en el planeta que les muestre su parte buena y cariñosa. Son pequeñas criaturas con mas fé que cientos de sacerdotes dando misa. Es increíble lo fácil que distinguen únicamente lo bueno en los demás, como si fueran tan puros que la verdadera maldad saliera corriendo en la dirección contraria.
Vestía un trajecito negro. Chiquito y nuevo. Se veía espléndido, como un señorcito. Lo veía y me lo imaginaba en el futuro. Un hombre fuerte y esperaba de bien. Las madres somos muy volubles, siempre he pensado, solo basta la sonrisa de tu hijo para que te sientas la persona mas orgullosa del mundo. Te sientes como si todo ese pedacito de carne, y todo lo que esa cosita de manos aun pequeñitas hace y crea fuera un logro tuyo mas.
Recuerdo que tuve miedo, durante mucho tiempo en mi vida tuve miedo de perderlo, de hacer algo mal. Un amor tan grande que me odiaría toda mi vida si algo le llegase a pasar. A veces, tan enojada con la situación, con lo poco que uno puede hacer y avanzar en la vida me enojaba. Sin querer le gritaba a el queriéndome gritar a mi. Eran pequeñas cosas las que ocurrían cotidianamente. El tirar el baso de agua. El alimentar a la gata con su desayuno. El decir verdades hirientes sin siquiera notarlo. Sus risas y sus secretos. Eso y mucho mas hacían mi día, y nunca lo olvidare.
Ocurrió mientras me encontraba haciendo la comida. Lo único que recuerdo fue el sonar de las campanas, horribles estruendos de balas, el temblor notable en las ventanas y después el silencio puro.
Y ahora lo tengo aquí, frente a mi. Tan bello mi hijo que me parece una ilusión. Con sus ojos del color del cielo cerrados y sus manitas juntas.
-descansa en paz, mi pequeño- fueron mis ultimas palabras antes de que bajasen el ataúd.
Hijo
Thian Ly
Vietnam
1970-1974
Una perdida irreparable"
Uffff es jodido seguir adelante cuando pierdes la razón de tu existencia, es normal y lógico perder la esperanza y la fe en el mundo o en algo más en momentos así... pero es curioso como necesitamos esa fe para poder seguir adelante, ya que lo malo o bueno de esta vida es que siempre te vuelve a poner en movimiento
ResponderBorrarJopee, no sé como has tenido el valor de escribir algo así, me has puesto los vellos de punta, uufff!!
ResponderBorrarEs duro, pero estas cosas pasan, y aunque a veces no sabemos como seguir adelante, siempre encontramos la razón para hacerlo :)