Y aun mejor...

El viento le recorría los hombros, suaves suspiros en la piel. Aveces era suave, era liso, mientras que si quería se levantaba del todo y creaba un remolino de aire anhelando tener presencia. El sol dorado del amanecer le sonreía desde las profundidades del cielo azul celeste con destellos turquesa. Las nubes le invitaban al abandono de los deterioros formando sutiles figuras de cristal entre sus esponjosidades blancas. Era un paraíso. La frescura de la tierra revelándose ante si y convidandole de su sensatez. El mundo tenia aura, y una muy grande. Como si todo lo posible y existente se unieran en uno mismo haciendo las cosas brillar aun mas de lo que se podría imaginar. La soledad era bella y tan desconcertante como la certeza de discernir entre lo irreal. Era como si incluso los planetas se hubieran alineado por una causa y le hubieran brindado las revelaciones de la vida haciendo su futuro volver a renacer con ansias de existir. La paz era tan latente como la imaginación no alcanzaba a crear.

Y de repente se despierta. Y, oh, sorpresa. Era un sueño, un tesoro de momento que jamas nadie le podría quitar. Pero la mejor parte de descubrir su hermosa creación de belleza pura era que si quería, que si realmente se esforzaba podría recrear su perfecto escenario privado en uno real, y tal vez a uno aun mejor. Por que eso es una de las mejores cosas del soñar. Que aun en la realidad, la imaginación puede seguir, y el querer puede conquistar hasta lo mas puro de lo infinito.